Para iniciar, es más bonito. Su botón de comienzo está ahora en el centro inferior de la pantalla y el menú se despliega como el de un móvil inteligente, limpio y ligero. La sincronización móvil-ordenador ofrece diferentes configuraciones de escritorio que se amoldan a cada pantalla y recuerdan un tanto a los gestores de ventanas que empleamos los linuxeros. Muchos han festejado que ya no sale Cortana, su asistente virtual, para asistir con la instalación. La auténtica nueva, no obstante, es que Satya Nadella, consejero encargado de Microsoft, ha presentado Windows once como una “plataforma de plataformas” que desea integrar las aplicaciones nativas de Apple, Android y todos y cada uno de los desarrolladores que deseen poner sus aplicaciones en la tienda de Windows. Nada exclusivo, todo interoperabilidad. Más que un cambio estético, esto es un movimiento tectónico.
El software occidental tiene 3 continentes. Por una parte, la plataforma Apple con sus Macs, sus iPhones, sus iPods, sus iPads y su tele, un ecosistema imperial gestionado con mano de hierro desde la Apple Store. Del otro lado está Google, con sus Androids, su Google Chrome OS y su Play Store. Y después estaba Microsoft, con su Office y su Windows, que parecía disolverse en un océano de intrascendencia, cuando de pronto semeja estimar transformarse en la nueva puerta de entrada a internet. Nadella reemplazó a Steve Ballmer como CEO en dos mil catorce, y, desde ese momento, no solamente se ha transformado en el anti-Ballmer, sino más bien asimismo en el anti-Bill Gates. Y es tan taimado que desea abrir y obsequiar Windows a fin de que se transforme en el portal de Azure, la nube de Microsoft. Afirmaría que lleva planificando esa jugada desde el instante en que abrió la citada Azure a todas y cada una de las grandes distribuciones de Linux. En verdad, Microsoft es miembro platino de la Fundación Linux desde dos mil dieciseis.
Fue la jugada profesora de Steve Jobs en dos mil uno, cuando volvió a Apple con un sistema operativo basado en Linux llamado Darwin que de forma rápida se transformó en OS X. Por entonces, era la compañía de la manzana la que alardeaba de ser un sistema libre y abierto, frente al opresivo y obscuro dominio del monolítico Microsoft. Puesto que bien, el día de hoy se cambian los papeles, y Windows once, que va a ser instalado en los ordenadores de 3 cuartas unas partes del planeta, podría ser un tiro a la yugular de Apple y Google, que se encaran ahora a procesos por abuso de mercado. Mas asimismo es un tiro en la frente de Amazon, que forma el treinta y dos por ciento de la nube y es la única competencia de Azure, que tiene el diecinueve por ciento . La promesa final de Windows once va a ser poder hallar tu escritorio en todas y cada una partes, mediante cualquier dispositivo, de cualquier PC. La realidad es que va a estar en Azure, guardado bajo 7 llaves en los servidores de Microsoft.