Una crisis financiera es una de las situaciones más complicadas por las que puede pasar un empresario o una empresa. A pesar de que pueda parecer imposible, el concurso de acreedores voluntario puede que sea una de las respuestas que estás buscando para solventarlo.
Es una de las opciones a las que puede recurrir cualquier persona, natural o jurídica, que está pasando por una situación de insolvencia debido a que se queda sin capacidad para pagar sus deudas y cubrir sus gastos. El asesoramiento financiero, económico y legal de una empresa como Dipcom Corporate es lo que te hace falta.
¿Qué es un concurso de acreedores?
Es un proceso judicial en el que se busca que la persona endeudada que se haya declarado sin la capacidad de solvencia suficiente, pueda hacer frente a estas deudas. Este proceso implica una negociación con los acreedores, y luego la viabilidad del agente endeudado.
Generalmente se habla de empresas cuando se menciona un concurso acreedores, pero cualquier persona puede participar en uno, independientemente de que esté inscrita o no en el Registro Mercantil u otro. La única condición es que no pueda hacer frente a un endeudamiento excesivo, hipotecas, multas demasiado altas, créditos que no puede pagar, o cualquier deuda a la que realmente no pueda hacer frente.
Sólo se puede hablar de un concurso de acreedores voluntario cuando el que lo inicia es la sociedad o la propia persona endeudada. Al saber que está a un paso de la crisis, el plazo para hacer la solicitud del proceso es de dos meses.
En cambio, si el proceso lo inicia al menos uno de los acreedores para defender sus intereses, estamos hablando de un concurso de acreedores necesario. En este caso, la persona debe someterse a él de forma obligatoria.
Las etapas que expone la ley concursal
Hablando en términos legales, el concurso de acreedores consta de tres fases, pero hay dos etapas previas que también son de interés para las personas que están participando en él.
Para empezar, se deben preparar los documentos antes de presentar la solicitud, e informarse bien sobre cómo llevar a cabo el proceso. Para ello, lo mejor es contar con buena asesoría para evitar cometer errores legales o tener una mala preparación e interpretación de dichos documentos.
A continuación, está el verdadero primer paso del concurso de acreedores, la fase común, que es la propia solicitud del mismo. Aquí es cuándo se admite que no hay capacidad de solvencia y entregar el informe concursal. Es en este momento en el que se define el valor del patrimonio de la persona y cuál es el importe total de su deuda.
En la fase de convenio, se busca la negociación de un convenio entre los acreedores y el deudor, en el que se permita reestructurar la deuda de manera que la persona pueda continuar con sus actividades. Si se establece el convenio, se preservan los bienes patrimoniales, pero en el caso contrario, se liquidan.
La fase de calificación es la destinada a calificar la responsabilidad del administrador hasta antes del concurso de acreedores. El concurso es calificado como culpable si se encuentra que el deudor sí pudo haber pagado sus deudas y no lo haya hecho. Si no, el concurso se califica fortuito y el administrador no tiene consecuencias legales negativas.
Calificación de las deudas en un concurso de acreedores
La manera en la que se resuelven las deudas dependerá de la prioridad de las mismas, y hay un orden establecido. Se debe presentar un informe de las deudas en el que estén categorizadas tras comenzar el procedimiento.Los créditos contra la masa son los primeros a pagar, e incluyen los salarios de los empleados y los pagos del concurso de acreedores. Luego hay que hacer un abono a la deuda que haya adquirido la persona hasta antes de declararse en concurso, primero vienen las de los bancos junto con los acreedores con garantía; a continuación están los empleados y las administraciones públicas. Por último, se paga a los proveedores y socios.