La posibilidad de poder imprimir tu robot desde casa y en unos simples pasos puede estar más cerca que nunca gracias a un avance reciente en la tecnología de impresión 3D dirigido por ingenieros de la Universidad de Colorado, en USA. En un nuevo estudio, el equipo presenta una estrategia para usar las impresoras 3D libres hoy día para crear materiales que fusionen componentes sólidos y líquidos, una hazaña verdaderamente bastante difícil si no quieres que tu robot cortocircuite.
Los científicos que han desarrollado los primeros prototipos se muestran optimistas al vaticinar un futuro en el que podríamos, por ejemplo, fabricar robots simples usando el proceso de impresión 3D que ahora se hace, por servirnos de un ejemplo, en la creación de prótesis.
Una tecnología aún en pañales
Las impresoras 3D han sido durante un buen tiempo un campo inexplorado de investigación para los científicos y el personal de los laboratorios. Son bastante buenas fabricando dinosaurios de plástico o piezas individuales para máquinas, como engranajes o estructuras simples. Mas los estudiosos creen que pueden hacer mucho más: al mezclar sólidos y líquidos, las impresoras 3D podrían producir dispositivos que sean más flexibles, activos y potencialmente más útiles. Incluyen dispositivos electrónicos portátiles con cables hechos de líquido contenido en sustratos sólidos, o aun modelos que imitan la textura de los órganos humanos reales.
Las impresoras a color combinan una pequeña cantidad de colores primarios para crear una rica gama de imágenes, pues lo mismo ocurriría con los materiales de las impresoras en 3D. Si tienes una impresora que puede emplear múltiples géneros de materiales, podrás combinarlos de nuevas formas y crear una gama sensiblemente más extensa de propiedades mecánicas.
Similar a las impresoras frecuentes
Para comprender esas propiedades resulta recomendable comparar el funcionamiento de las impresoras 3D con el de las impresoras normales que todo el planeta tiene en casa o en la oficina. Las impresoras de papel crean una imagen depositando tintas líquidas en miles de pixeles planos. Las impresoras 3D de inyección de tinta, por el contrario, emplean un cabezal de impresión para dejar caer pequeñas gotas de fluido, llamadas vóxeles (una combinación de las palabras volumen y pixel), una sobre la otra.
Poquísimo una vez que esas gotas se depositen, se exponen a una luz ultravioleta brillante, y es entonces cuando los líquidos que lanza la máquina se convierten en sólidos en un segundo o menos. Sin embargo, hay muchos casos en los que probablemente lo que se pretenda es que los líquidos prosigan siendo líquidos. Determinados ingenieros, por ejemplo, emplean líquidos o ceras para crear pequeños canales en sus materiales sólidos, que entonces vacían en un momento siguiente. Es un tanto como las gotas de agua que van horadando una cueva subterránea.
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