¿Las predicciones del cambio climático hace 35 años fallaron tanto como se dice?

El descubrimiento que cambió nuestra percepción del mundo

En agosto de 1988, hace más de tres décadas, el Instituto Goddard para los estudios espaciales de la NASA llevó a cabo una investigación que revolucionó nuestra comprensión de nuestra relación con el mundo. Encabezado por el renombrado climatólogo estadounidense James Hansen, este grupo de investigadores confirmó por primera vez que las emisiones de gases de efecto invernadero estaban alterando el clima del planeta. Su valiosa investigación, publicada en la prestigiosa revista científica Journal of Geophysical Research, presentó el primer modelo climático de predicción que advertía sobre el cambio climático que ya estaba ocurriendo y los posibles escenarios futuros.

¿Falló realmente aquella primera predicción?

Una crítica común entre los negacionistas del cambio climático es que las predicciones climáticas siempre resultan incorrectas. Afirman que las advertencias de la comunidad científica se quedan en nada y que se ven obligados a hacer nuevas predicciones para posponer el reconocimiento del problema. Pero esta visión es completamente falsa.

Es cierto que las predicciones se actualizan a medida que se recopilan nuevos datos y se realizan mejoras en los modelos computacionales. Esto permite reducir la incertidumbre inherente a predecir un sistema tan complejo como el clima. Sin embargo, esto no significa que las predicciones anteriores fueran incorrectas. Simplemente se basaban en datos de menor calidad y con una mayor incertidumbre sobre las emisiones futuras. Además, el comportamiento del clima depende en gran medida de cómo evolucionan las emisiones a lo largo del tiempo.

Las predicciones de 1988

El equipo de Hansen desarrolló tres escenarios de predicción basados en datos de temperatura media global desde 1958 hasta 1987. El escenario A asumía un aumento continuo de las emisiones de gases de efecto invernadero, con un crecimiento anual del 1,5%. El escenario B preveía una estabilización gradual en el aumento de las emisiones, aunque seguirían aumentando a un ritmo menor. Por último, el escenario C asumía una reducción drástica de las emisiones entre 1990 y 2000.

Como era de esperar, el escenario A predecía un cambio climático acelerado y significativo, con incrementos de temperatura de hasta 4 °C para 2060. El escenario B, por otro lado, preveía un aumento más moderado de la temperatura. El escenario C proyectaba una tendencia similar al B, pero con una estabilización alrededor de 2010.

Reevaluando el modelo de Hansen

Para evaluar la precisión de las predicciones anteriores, el investigador Zeke Hausfather y su equipo de la Universidad de California en Berkeley revisaron el modelo de Hansen en el año 2020. Al comparar los datos reales con las predicciones del escenario B, encontraron una concordancia sorprendente, aunque con ciertas irregularidades. Al incorporar los datos reales de emisiones al modelo climático de Hansen, obtuvieron resultados precisos.

Es importante tener en cuenta que los modelos climáticos no fallan en las predicciones climáticas. Ellos están estrechamente ligados a las emisiones globales, que son asumidas pero impredecibles. Por lo tanto, se presentan diferentes escenarios extremos e intermedios que nos ayudan a comprender las posibles consecuencias del cambio climático en función de las acciones humanas. A medida que se obtienen mejores datos y se comprende mejor el comportamiento humano en términos de emisiones, los modelos se actualizan para reflejar la realidad en constante cambio.

En resumen, las predicciones iniciales de Hansen no fueron incorrectas, sino que se basaron en información limitada en comparación con los avances científicos actuales. La revisión del modelo ha demostrado que las predicciones del escenario B se acercan bastante a las observaciones reales. El cambio climático es un desafío complejo que requiere una comprensión continua y una mejora constante de nuestros modelos y enfoques para abordarlo.

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