Influencia de los árboles en la formación de las nubes

Árboles como protagonistas del Ciclo del Agua

En el universal proceso de cambios, se ve claramente la participación de árboles y arbustos, cumpliendo notoriamente sus roles en el proceso de formulación de precipitaciones.

Árboles y arbustos seres vivos importantes ante el ciclo hídrico ejercen la labor de recolectar el agua almacenada en el suelo y desplazarla hacia las hojas, en donde luego es evaporada. Este fenómeno, conocido como evapotranspiración, acelera la eliminación de agua del subsuelo y aumenta excesivamente la humedad relativa del aire ampliando el ciclo del agua. Adicionalmente, mitiga la temperatura, contribuyendo en la evolución físico-química del proceso de condensación del agua en las nubes.

La nube como la esencia tropical y encantadora y una transición aérea

Las nubes no son lo que se presume. No son prácticamente vapor de agua visible sino más bien la conglomeración de microscópicas gotas o cristales de hielo que son mantenidos suspendidos en la atmósfera. Las condiciones que deben alcanzarse para la formación de nubes son: humedad relativa alta y alteraciones de carácteres climáticos locales ya que al ascender y chocar contra una formación montañosa la masa de aire empieza a condensarse y vitalmente las partículas que la conforman.

Alrededor de esas partículas con capacidad hidroscópica, se agrega gradualmente más y más agua, creando gotas cada vez más grandes, en un proceso conocido como nucleación. Las pruebas de este desarrollo pueden ser observadas si se analizan los anillos de crecimiento minúsculos del granizo, que probablemente mostrarán las capas sucesivas que se han ido solidificando sobre él.

Los árboles, emisores de partículas y espectadoras del ciclo del agua

Según un estudio reciente por Lubna Dada y colaboradores, se ha notificado la participación considerable de los sesquiterpenos que despiden los árboles en la confección de nuevas partículas en el aire, que pudieran actuar como núcleos de condensación. Entre ellos el producto químico β-cariofileno. Cuando los sesquiterpenos como el β-cariofileno son emitidos, se oxigen en la atmósfera y crean compuestos orgánicos de volatilidad extremaldamente baja. Estas partículas tienen un alta humedad, lo que impulsa la condensación y ayuda en la creación de las nubes.

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