Un chorro de letras y signos se mueve y parpadea por la pantalla mientras que emiten un ligero fulgor pálido. La mano derecha abandona el ratón y se une a la izquierda en los veloces movimientos sobre el teclado, mientras que las líneas de código medran y medran. Pocos entenderán lo que pasa tras ese código, mas miles y miles de millones de “1” y “0” viajan de un sitio a otro y solventando inconvenientes en los ordenadores de todo el planeta. Ese programador, al lado de otros tantos en todas y cada una partes, da forma al futuro de la informática.
Hoy día, semeja imposible imaginarse un planeta sin ordenadores. Ese invento, que llevaba desarrollándose desde hacía bastante tiempo y que salió de las sombras en la segunda mitad del siglo veinte parecía más un mastodonte que una herramienta y solo ciertos escogidos entendían qué pasaba por todas y cada una esas estanterías de cables. Ahora, nuestro bolsillo guarda un PC mil veces más potente que cualquiera de esa temporada y somos capaces de hacer cosas impensables hace unas décadas. La tecnología ha superado cualquier expectativa.
Y, exactamente, ese gran avance que hemos vivido y que el día de hoy gozamos ha llegado merced a genios de todas y cada una partes que vieron un filón en salvaje en ese extraño planeta que era la informática. Listas de personas que aprendieron, renovaron e inclusive idearon nuevas formas de hacer medrar a ese enorme campo del conocimiento y de que este llegara a las personas de a pie. Muchos nombres os sonarán, mas otros van a ser susurros olvidados tras sus logros.
De la misma manera que la base de la historia apareció con la escritura, el corazón y las raíces de la informática están en los lenguajes de programación. Con ellos, como por arte de html, los programas, sistemas y aplicaciones nacen y mueren, se actualizan y resuelven los fallos que van surgiendo. En un planeta tan grande como lo es ese computador que hay encima de la mesa, estos son ciertos de los programadores más esenciales de la historia.