Los sorprendentes caracoles invasores: una amenaza global
En nuestro planeta existen alrededor de 43 000 especies vivas de caracoles, de las cuales tres se han convertido en verdaderas plagas invasoras en diferentes partes del mundo. Originarios del este de África, estos caracoles pueden causar un gran daño cuando son introducidos en hábitats extranjeros.
El caracol gigante africano: una especie poderosa
Uno de estos invasores es el caracol gigante africano (Lissachatina fulica), que tiene la capacidad asombrosa de multiplicarse gracias a su hermafroditismo. Este caracol, nativo de África Oriental, ha logrado adaptarse y prosperar en diferentes climas, incluso puede hibernar o estivar durante los meses más fríos o secos. Además, el caracol gigante africano nunca deja de crecer a lo largo de su vida, aunque su tasa de crecimiento se ralentiza a medida que envejece. Según el Servicio de Inspección de Salud Animal y Vegetal del United States Department of Agriculture (USDA), puede llegar a ser del tamaño promedio de un puño adulto humano.
Un viaje lleno de invasiones
El problema del caracol gigante africano comenzó en 1847, cuando algunos de ellos fueron introducidos probablemente como autoestopistas en cargamentos de madera. Otros recibieron ayuda de amantes de los animales exóticos, que los llevaron al estado indio de Bihar en la década de 1960. Incluso llegaron a Florida en 1966.
Una amenaza para los seres humanos
Este caracol invasor no solo representa un riesgo para el ecosistema, sino también para los seres humanos. Sus babas, que utiliza para protegerse mientras se mueve, son portadoras de parásitos peligrosos. Uno de ellos, el gusano pulmonar de rata, puede causar meningitis y otras enfermedades letales para los humanos. Estos parásitos terminan en las babas de los caracoles, y si un roedor come uno, el ciclo continúa. Es importante evitar el contacto directo con estos caracoles y utilizar guantes desechables si es necesario manipularlos.
Una adaptación perfecta
El caracol gigante africano es activo durante la noche y duerme durante el día después de enterrarse en el suelo. Utiliza su caparazón como escudo de protección y sus tonos marrones le ayudan a camuflarse en su entorno. Estos voraces caracoles pueden comer más de 500 tipos de plantas, incluidos líquenes, algas y hongos. Además, necesitan un suministro constante de calcio para el crecimiento de sus caparazones, por lo que también se alimentan de huesos, cáscaras de huevo y conchas de otros caracoles.
La capacidad de reproducción de estos caracoles, que pueden poner hasta 1 200 huevos al año, los convierte en una verdadera amenaza para la vegetación. Es crucial tomar medidas para evitar su superpoblación y proteger nuestros ecosistemas.
Referencias:
– Felipe Penagos-Tabares, Malin K. Lange, Juan Vélez, Jörg Hirzmann, Jesed Gutiérrez-Arboleda, Anja Taubert, Carlos Hermosilla, Jenny J. Chaparro Gutiérrez (2019). The invasive giant African snail Lissachatina fulica as natural intermediate host of Aelurostrongylus abstrusus, Angiostrongylus vasorum, Troglostrongylus brevior, and Crenosoma vulpis in Colombia. PloS One.
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