En el mes de abril, aguas mil, reza uno de los refranes más populares de la primavera. No es el único: otros apuntan asimismo al gran valor de las lluvias del cuarto mes del año: en el mes de abril cada gota vale mil, y otro menos conocido afirma abril llovedero llena el granero.
Ciertamente, las lluvias de abril tienden a ser rebosantes, y asimismo, indispensables para la agricultura. El mes de abril es, en promedio, el cuarto mes más lluvioso del año en España, tras los 3 meses de otoño; además de esto, estas lluvias coinciden con el periodo de desarrollo vegetativo de muchas especies de cultivo, como los cereales, un instante vital para conseguir, en verano, una cosecha rebosante y productiva. Ciertamente, la lluvia de abril es un instante clave para atestar el granero.
La sequía en el embalse de Alto Lindoso muestra las ruinas del pueblo de Aceredo (Ourense) — makasana/iStock
Mas todo apunta a que el cambio climático antropogénico asimismo cambiará tan insignes refranes, que van a perder su sentido. Conforme el informe publicado últimamente por la Agencia De España de Meteorología (AEMET), en el año dos mil veintitres hemos tenido el mes de abril más caluroso y seco de toda la serie histórica, que empieza con los primeros registros climáticos en mil novecientos sesenta y uno.
Temperaturas sofocantes en el mes de abril de dos mil veintitres
La temperatura media en el mes de abril, entre los años mil novecientos noventa y uno y dos mil veinte, fue de once con nueve °C; este abril de dos mil veintitres, la temperatura media ha sido de catorce con nueve °C; una anomalía de 3 grados, sin precedentes históricos, que la Agencia ha calificado de ‘exageradamente caluroso’. Si se examinan las temperaturas máximas, el efecto ha sido aún más acentuado: el promedio del país, supone prácticamente cinco °C sobre el valor normal.
Anomalías térmicas en el mes de abril de dos mil veintitres con respecto a los meses de abril de mil novecientos noventa y uno-dos mil veinte — AEMET
La anomalía de temperaturas medias ha sido extendida, si bien dispar en diferentes puntos de la península; el mayor incremento térmico ha sucedido en el cuadrante sudoccidental de la Península; en zonas de Andalucía, sur de Extremadura y sudoeste de Castilla-La Mácula la anomalía térmica ha superado los cuatro con cinco °C. La menor diferencia térmica se ha percibido en las costas de Cantabria, Euskadi y Cataluña, con una anomalía de en torno a 1 °C.
Los archipiélagos han sufrido un impacto menor. La anomalía térmica en Baleares ha sido de cero,8 °C (con valores entre cero y dos °C), al paso que en el archipiélago canario ha habido, en promedio, uno con nueve °C sobre lo normal (con valores entre 1 y tres °C)
En treinta de las estaciones meteorológicas del país, la temperatura media registrada en el mes de abril de dos mil veintitres ha sido la más alta de todo el registro histórico; los casos más extremos se han observado en Córdoba (treinta y ocho con ocho °C), en Morón de la Frontera (treinta y siete con cuatro °C), en Granada (36,9°C) y en Sevilla (treinta y seis con nueve °C), valores de temperatura máxima absoluta más elevadas desde el instante en que existen registros, y que en todos y cada uno de los casos fueron registradas el veintisiete de abril de dos mil veintitres.
Anomalías en precipitación en el mes de abril de dos mil veintitres con respecto a los meses de abril de mil novecientos noventa y uno-dos mil veinte — AEMET
Ni una gota de agua
Mas la anomalía del mes vigente de abril no solamente se ha dado con respecto a la temperatura; las precipitaciones han sido mínimas en toda España. Tomando como referencia el periodo mil novecientos noventa y uno – dos mil veinte, la precipitación amontonada a lo largo de abril, en España, es de unos sesenta y cuatro con cinco mm —64,5 litros por metro cuadrado—.
Lógicamente, estos valores cambian dependiendo de la geografía: al paso que lugares de la cornisa cantábrica presentan rebosantes precipitaciones —por ejemplo, Bilbao, ciento veinticuatro mm, y San Sebastián, ciento sesenta y ocho mm de media en abril—; otras áreas son considerablemente más secas —como Almería, con apenas veinte mm, o Murcia, con veinticinco mm de media en abril—.
En el mes de abril de dos mil veintitres, la media peninsular de precipitaciones amontonadas se ha ubicado en catorce con dos mm; apenas un veintidos por ciento con respecto a la media de las últimas 3 décadas. Es, ciertamente, el abril más seco de toda la serie histórica en España, desde el momento en que se comenzaron los registros en mil novecientos sesenta y uno, y la AEMET ha calificado este mes como ‘extremadamente seco’.
Si nos limitamos a un campo más local, solo dos áreas muy reducidas han mantenido la tendencia de precipitaciones de las 3 últimas décadas: las regiones navarras de Baztan-Bidasoa y Larraun-Leitzaldea, y la región catalana de Osona. En el resto de la península las precipitaciones han sido inferiores. En áreas del norte de Navarra, noreste de Euskadi y la mayoría de Galicia, aparte de la región granadina de Huéscar, las precipitaciones han estado entre el cincuenta y el setenta y cinco por ciento de las medidas históricas. El sureste gallego, Asturias, Cantabria, La Rioja, el resto de Euskadi y Navarra, la mitad norte de Catalunya, el extremo norte de la Comunidad Valenciana, el sureste de Teruel y las provincias de Burgos y Soria han tenido precipitaciones bajo el cincuenta por ciento . En el resto de la península, – la mayoría del territorio nacional–, las precipitaciones han quedado bajo el veinticinco por ciento .
En el archipiélago tirotear, las precipitaciones medias en el mes de abril han sido de dieciseis con nueve mm, un treinta y nueve por ciento de la media de las últimas 3 décadas, al paso que en Canarias apenas ha llovido tres,5 mm, el veintitres por ciento de la media.
Referencias:
- AEMET. dos mil veintitres. Abril de dos mil veintitres, el abril más caluroso y seco desde el momento en que existen registros (tcm:39-quinientos sesenta y mil setecientos noventa y cinco). Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.