¿De qué forma se generó la invasión de conejos en Australia?

Frecuentemente, el proceso de domesticación distancia al animal de sus hábitos silvestres y lo hace dependiente de la mano humana. Ese es el motivo por el cual la mayor parte de los animales familiares que son abandonados en el medio natural no subsisten un buen tiempo. En concreto, es el primordial motivo por el que, de instante, no hay una invasión de periquitos —a pesar de la gran cantidad que se escapan todos y cada uno de los años—, al paso que las cotorras argentinas y de Kramer están invadiendo múltiples urbes en España.

Como es natural, hay salvedades a esta regla. Por una parte, las especies exóticas invasoras ya establecidas pueden interaccionar con especies familiares, facilitándoles su supervivencia, su establecimiento, e inclusive su invasión; un fenómeno que se comienza a ver, volviendo al último ejemplo, con periquitos que se están asociando con las cotorras invasoras. Y a veces, las liberaciones son tan masivas, o los animales son tan amoldables, que ciertos logran subsistir. Si estos animales familiares logran reproducirse y formar poblaciones, pueden volverse ferales y se pueden transformar en un inconveniente medioambiental como el que hemos observado con perros y con gatos, y es el motivo por el que las colonias felinas son tan peligrosas para el medio ambiente.

No obstante, como se ha indicado, por lo general, los animales familiares que terminan en el medio natural acaban muriendo sin descendencia. Y esto es lo que sucedió en Australia con todas y cada una esas introducciones de conejos a lo largo de tantos años.

Hasta el momento en que todo cambió.

La invasión por conejos silvestres

La mayoría de las especies de animales invasores que han sido introducidos como mascotas no son realmente familiares, sino más bien especies o variedades silvestres capturadas del medio natural para ser empleadas como mascotas.

En el proceso de atrapa, transporte e introducción se genera un fuerte corte de carácter selectivo que favorece la presencia de determinados rasgos en la población introducida; por poner un ejemplo, tener una alta tolerancia a factores de agobio, ser más generalistas en su nutrición, una elevada resiliencia o una mayor capacidad de competencia. Todos estos rasgos favorecen el proceso de la invasión.

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