Cuando la tecnología puede hacer oír a un sueco

¿Qué tienen en común la música, el sonido de la brisa, el piar de los pájaros, las olas del mar, las caricias de un ser querido o las cálidas palabras de un amigo? El sonido y nuestra capacidad de percibirlo.
Igual que la visión depende de un proceso que implica múltiples órganos (ojos y cerebro), la audición también depende de un órgano (además de nuestro cerebro): el oído.

Mujer con implante cocleariStock

Asemeja evidente, sí, mas lo que no es tan evidente es de qué forma marcha el oído. Esto es depende de múltiples partes, y todas son muy (muy) pequeñas.

Vas a ver, el oído humano es increíble. De verdad, solo estima que podemos distinguir entre 7 mil tonos diferentes e identificar la fuente de sonidos (desde distinguir dónde está ese bebé que llora o por dónde se aproxima ese mosquito amenazante).

Como os aseveraba, la audición depende de dos órganos: el cerebro y el oído. La tarea del oído es convertir la energía del sonido en señales neuronales; la del cerebro es percibir y procesar la información que tienen esas señales.

Cualquier sonido crea vibraciones que viajan como ondas de presión a través del aire (por eso en el espacio el sonido no viaja), mas además se puede transmitir a través de sólidos o líquidos.

Esas ondas de sonido que tal vez correspondan a los próximos números premiados de la lotería o un mensaje de esa persona que te quiere es, a priori, incomprensible. Esto es por el hecho de que de momento el sonido solo son ondas viajando a través del aire, entrando a través del conducto que hay en la oreja (conducto auditivo externo) hasta una membrana (membrana timpánica).

Esto es realmente bonito puesto que la función de esta membrana es vibrar al contacto con las ondas de sonido. ¿Por qué? ¡Buena pregunta! Puesto que justo tras esa membrana, pegados a la misma, hay una cadena de tres pequeños huesecillos. La función de esos huesecillos es transmitir esas vibraciones de sonido cara la parte más interna de nuestro oído, cara una estructura en forma de caracol (la cóclea), que está llena con un líquido muy semejante al agua del mar en su composición. Interesante ¿no? Esto es, el sonido viaja en forma de vibraciones, a menudo a través del aire, y después, gracias al diseño de nuestro oído, a través de un sólido (esos huesecillos) hasta llegar a un medio líquido. Así, el próximo inconveniente con el que se encuentran esas ondas de sonido, aún incomprensibles, es de qué forma llegar a nuestro cerebro a fin de que este las pueda traducir en algo que comprendamos.

Ya que bien, la contestación es que una superficie llamada membrana basilar corre a lo largo de la cóclea. Esta está envuelta con células ciliadas que tienen componentes especializados (estereocilios), que se mueven con las vibraciones del líquido coclear y la membrana basilar.

Este movimiento desencadena una señal que viaja a través de la célula ciliada, en el nervio auditivo, entonces cara el cerebro, que lo interpreta como un sonido específico. En el instante en que un sonido hace vibrar la membrana basilar, no todas las células ciliadas se mueven, solo las escogidas, dependiendo de la frecuencia del sonido.

Lo que se reduce a una buena ingeniería. En un extremo, la membrana basilar es robusta, vibrando solo como contestación a sonidos de alta frecuencia y longitud de onda corta.

Por desgracia, no todo el planeta tiene una audición normal. La pérdida de audición es la tercera enfermedad crónica más frecuente en el planeta. Por otra parte, el ochenta por ciento de las personas que tienen pérdida de audición sufren algo que lleva por nombre hipoacusia neurosensorial. Esto es, pérdidas causadas por disfunciones de la cóclea, esa estructura en forma de caracol de la que conversábamos antes.
Veréis, como os aseveraba, en la cóclea hay células ciliadas finas, responsables de la transmisión del sonido. Por desgracia, estas células se pueden dañar, ya sea por exposición a sonidos fuertes, desgaste, enfermedades o determinados fármacos.

Como resultado, si tenemos menos células ciliadas estimulando al nervio auditivo, ese nervio que debe llevar la información al cerebro, el impulso puede resultar deficiente o distorsionado, haciendo que la persona no pueda oír y/o comprender con claridad.

Si has estado atento, te habrás dado cuenta de que en estos casos, aunque las células ciliadas estén dañadas, el nervio auditivo está íntegro, su único inconveniente es que no recibe bien la señal, ¡y esto es fantástico! ¿Sabes por qué?

En tanto que por el hecho de que hay algo, un dispositivo, al que llamamos implante coclear. Esto es un “milagro” de la tecnología, un dispositivo que podemos emplear para restaurar la audición. Y ahora que bien sabes de qué forma marcha la audición, y de qué forma habituamos a perderla, entender de qué forma restaurarla es pan comido.

Te cuento. Los implantes cocleares tienen dos partes. Una parte se implanta en el oído interno y la otra va por fuera, mas está conectada a la parte interna.

Este aparato capta el sonido y lo convierte en impulsos eléctricos que estimulan de forma directa al nervio auditivo. Es como un “by-pass”, un “puente” del oído interno dañado.

Con esta idea, podemos afinar sensiblemente más. Por ejemplo, los primeros implantes cocleares constaban del dispositivo externo (principalmente un micrófono y un procesador de sonido, que transformaban el sonido en una onda de voltaje) y un solo electrodo adherido a la cóclea. Por tanto, La mayoría de los primeros ensayos con implantes cocleares se centraron en canales únicos o electrodos únicos para alentar el nervio auditivo. Sin embargo, esto daba malos resultados en la percepción del habla, los pacientes podían oír los sonidos, mas no podían interpretarlos, no los comprendían.

Fue unos años después cuando logramos avanzar mucho, poniendo no uno sino siete electrodos, creando así el primer dispositivo multicanal. Con cada electrodo puesto en un lugar diferente en la cóclea, el dispositivo podría operar en múltiples frecuencias para acudir a producir sonidos perceptibles. Como ya entenderéis en esto punto, estimulando diferentes partes de la cóclea, producimos diferentes tonos.

Y aunque ese misterioso mensaje del principio seguramente no contenga los números ganadores de la lotería, hay pocas cosas comparables a la sonrisa de alguien que vuelve a sentirse conectado con el planeta y sus sonidos.

Referencias:

La Web del Implante Coclear (s.f.). ¿Qué es un Implante Coclear? Implantecoclear.org. http://implantecoclear.org/index.php?option=com_content&view=article&id=76&Itemid=82&showall=1

Marsh, A. (dos mil veintidós, January 27). The Long Road to Today’s Cochlear Implant. IEEE Spectrum. https://spectrum.ieee.org/cochlear-implant-history

Mayo Clinic (dos mil veinte, August once). Implantes cocleares. Mayoclinic.org. https://www.mayoclinic.org/es-es/tests-procedures/cochlear-implants/about/pac-veinte trescientos 85 mil 21

MedlinePlus enciclopedia médica (dos mil dieciocho). Implante coclear. Medlineplus.gov. https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/007203.htm

National Institute on Deafness and Other Communication Disorders (dos mil 21, March treinta). Implantes cocleares. NIDCD. https://www.nidcd.nih.gov/es/espanol/implantes-cocleares

Ramos-Macías, Á., Borkoski-Barreiro, S., Falcón-González, J. C., & de Miguel, Á. R. (dos mil dieciséis, November). Implante coclear. Estado actual y futuro. Revista Médica Clínica Las Condes, 27(6), 798–807. DOI: 10.1016/j.rmclc.2016.11.011

El artículo Cuando la tecnología puede hacer oír a un sueco aparece primero en Etece.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *