Solicitar un préstamo suele ser algo a lo que no estamos acostumbrados y, por ello, intimida un poco. En este artículo compartimos 4 consejos importantes para que tu primera vez en el mundo de la financiación no sea una experiencia desastrosa.
1# Calcula bien la cantidad que necesitas
En principio, el consejo generalizado para cualquiera que quiera un préstamo es que solicite la cantidad más pequeña posible.
Esto es correcto solo hasta cierto punto. Es importante pedir lo menos posible, pero que cubra nuestra necesidad. Un error muy habitual entre los primerizos es solicitar demasiado poco, de modo que luego, cuando van a afrontar los pagos que tenían pensados, el dinero no llega.
Se podría pedir otro préstamo, pero el problema es que una vez que se tiene un préstamo es más probable que rechacen nuestra siguiente solicitud e incluso si esto no ocurre, habitualmente en el segundo préstamo que se vaya a disfrutar de forma simultánea al anterior, se nos exigirán intereses más altos.
Por tanto, hay que pensar bien a qué se va a destinar la cantidad del préstamo y cuánto se necesita.
2# Atento a los tiempos del préstamo
Con los préstamos, las cantidades son tan importantes como los tiempos. Por ejemplo, los préstamos blackfriday suelen recibir muchísima publicidad y atención de los medios, pero nadie se fija en cuánto tarda el prestamista en responder a las solicitudes. Si se demora unas horas o incluso varios días es obvio que dichos préstamos no servirán para acometer los pagos de las ofertas del viernes negro.
En casos así, se requieren prestamistas que respondan rápidamente a las solicitudes, como máximo en muy pocas horas.
3# Elabora un plan B
Lo peor que puede hacerse con un préstamo es no devolverlo. Sin embargo, la vida suele tener sus propias ideas y, en ocasiones, incluso habiendo hecho cuentas con anterioridad a la solicitud y estando seguro de que se podrá devolver el dinero, ocurre algo que hace que no se pueda.
Partiendo de la base de que de donde no hay no se puede sacar, al pedir el préstamo es conveniente diseñar un plan B de reducción de gastos y aumento de ingresos para el caso de que las cosas se compliquen.
Si llevar a cabo este plan es imposible, conviene replantearse la conveniencia de pedir el préstamo.
4# Compara
Aunque en finanzas la confianza es un punto extra, en el sector de préstamos deberías encontrar suficientes opciones confiables como para no casarte con nadie.
Tu banco de toda la vida puede parecer lo más cómodo, pero si cometes un impago probablemente sea tan implacable como cualquier otro.
Por eso, compara en el mercado quien te ofrece mejores condiciones y si es una entidad sobre la que no tienes dudas en materia de seguridad, opta por ella aunque no sea tu banco de toda la vida.