Deshazte del blanco y elige un tono neutro y cálido
Aunque el blanco puede ser un color elegante y con estilo, también puede resultar difícil de mantener limpio. Las manchas y puntos se notarán fácilmente en una alfombra blanca, por lo que te recomendaría optar por un color beige o algún tono neutro más cálido que sea más fácil de mantener impecable.
Opta por el gris en lugar del negro
Para lograr el equilibrio perfecto entre la luz y la oscuridad, en lugar de elegir una alfombra negra, considera optar por un gris cálido que brinde un ambiente más acogedor y hogareño.
Elige colores vivos y llamativos
Nuestros hogares deben reflejar nuestras preferencias y personalidades, por lo que si un color o estilo nos trae alegría, siempre vale la pena incorporarlo al espacio. Si deseas agregar colores vibrantes a tu habitación pero no quieres pintar las paredes con tonos llamativos, puedes ser inteligente y creativo al utilizar accesorios coloridos.
Evita colores que se mezclen con las paredes
Según la diseñadora de interiores Emily Yeates, es ideal elegir combinaciones de colores que contrasten entre el suelo y las paredes, así como entre el suelo y los muebles. Una alfombra que se mezcla con el tono de las paredes puede crear un esquema de diseño coherente y unificado, pero las alfombras también son perfectas para establecer contrastes en una habitación.
Di adiós al rojo y dale la bienvenida al rosa
Aunque el rojo es un color maravilloso, usarlo en una habitación puede generar más estrés que relajación. En su lugar, podrías considerar utilizar un tono similar como el rosa, que ofrece la misma calidez y vitalidad, pero de una manera más sutíl.